
Dirección: Alexander Payne.
Interpretación: Jack Nicholson (Warren Schmidt), Kathy Bates (Roberta Hertzel), Hope Davis (Jeannie), Dermot Mulroney (Randall Hertzel), June Squibb (Helen Schmidt), Howard Hesseman (Larry), Len Cariou (Ray), James Crawley (Dave Godberson), Cheryl Hamada (Saundra), Steve Heller (Ken).
Resumen
Comentario tomado y "recortado" de La Butaca: http://www.labutaca.net/films/14/apropositodeschmidt5.htm
" Hay algo en el señor Schmidt que lo convierte en un ser odioso, miserable, profundamente ordinario. Quizás ese algo sea su propia vida, tan normal, tan chata, una vida que, sin dudas (y tal vez ésa sea la razón que lo convierte en un ser odioso) podría ser la de cualquiera de nosotros, la de cualquier ser humano común y corriente. Interpretado por el siempre deslumbrante Jack Nickolson, el señor Schmidt funciona como un crudo espejo hacia fuera de la pantalla; su personalidad, su modo de vivir la vida, es un mensaje por elevación, tan sutil como filoso, al co-razón de seguramente muchos espectadores que esperaban ver en el filme la historia que se resisten a vivir en carne propia.
[...]un momento crucial en la historia de Schmidt, un típico ciudadano norteamericano, recientemente jubilado, casado desde casi toda la vida con una mujer a la que prácticamente no conoce, propietario de una casa, un auto, una casa rodante, y padre de una hija que está a punto de casarse. Así, sin ofrecer resistencia alguna, en medio de esa estructura cotidiana, el Sr. Schmidt planea sin realmente planear el paso de un día tras otro hasta que todo termine alguna vez, sin pena ni gloria.
De repente,( ...) encuentra a su esposa muerta. A partir de ahí, toman voz y forma ciertas moles-tas preguntas que venían asomando a sus pensamientos. Las respuestas a esas preguntas no arrojan más que una sentencia contundente y lúcida: desde ese momento, el Sr. Schmidt adquiere conciencia de que vivió una vida infeliz, de que todavía es infeliz, y toma la decisión de no re-signarse a eso. Así que se sube a la casa rodante y emprende un viaje con objetivo definido: evitar que su hija contraiga matrimonio con el mediocre vendedor de camas de agua que la pretende como mujer.
(...) ese viaje en la casa rodante que Schmidt emprende, en busca de su hija, pero también de su pasado, de lugares que marcaron su infancia –como su casa de la niñez convertida en triste comercio de venta de neumáticos–. El trayecto es un fragmento clave en la película, sobre todo por las expectativas que genera en el espectador las nuevas aventuras que el Sr. Schmidt con-siguió para su vida. Como espectador, ser testigo del emprendimiento del protagonista, de su lucha por romper la monotonía que marcó su vida, también puede ser pensado como una lucha com-partida.( ...). En Las confesiones..., el Sr. Schmidt se deshace en intentos, pero no puede evitar caer en su propia decadencia; sus miedos, sus ataduras, su incomprensión son demasiado para él.(...)
No es la película que todos quieren ver, porque simplemente se trata del retrato de una vida que nadie quiere vivir, pero que muchos viven. Por eso, la experiencia de ver la cinta de Payne es como crearse un pequeño espacio para dialogar a través de ella con uno mismo, preguntarse algunas cosas que por obvias quedaron en el olvido, y tratar de hallar un camino que lleve a encontrar respuestas. El Sr. Schmidt no las tiene, se acordó tarde de buscarlas.( ...)"
Mi comentario
una lección de vida, una profunda reflexión de quien se es, de cómo se vivió...através de un acto mínimo - en apariencia- la ayuda monetaria casi simbólica a un niño de Tanzania le da contenido a toda su vida, es lo positivo que queda a contar y que se resume en el dibujo donde el niño se ve agarrado de la mano de una persona mayor, sin duda el Sr., Schmidt. Nicholson termina mirando ese dibujo llorando, y es un llanto vital. Queda la esperanza de que así como bajo arrebato montó la casa rodante y se echó a andar, tome un avión con boleto a Tanzania
No hay comentarios:
Publicar un comentario